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INTRODUCCIÓN
La adolescencia es una etapa de crecimiento y desarrollo en donde se presentan muchos cambios biológicos, de manera social y psicológica. La adolescencia es fundamentalmente una etapa de rápido e intenso crecimiento físico, acompañado de profundos cambios en el cuerpo. Se manifiesta como un periodo de transición entre la infancia y la edad adulta; comienza con la pubertad y se extiende desde los 13 o 14 a los 18 años en la mujer, y desde los 13 o 14 a los 20 años, aproximadamente, en los hombres. Estos cambios no acontecen de manera simultánea, siendo la capacidad reproductiva el primer evento que se produce.
El embarazo en la adolescencia se relaciona con diversos problemas biológicos, psicológicos y sociales para la madre y para su hijo. Existen indicadores de que dentro del propio grupo de adolescentes son las menores de 15 años las que tienen más riesgo.
La adolescente que se embaraza estando soltera se enfrenta a una serie de factores estresantes que pudieran estar asociados con la depresión durante esta etapa. Entre estos factores se encuentran: el desarrollo propio de la adolescencia, que por ser un periodo lleno de cambios anatomo-fisiológicos y adaptativos modifican sustancialmente la calidad y expectativas de vida. Además, el embarazo, especialmente el primero, puede considerarse una etapa de crisis que, a pesar de ser normal, altera el equilibrio emocional de la mujer. La futura madre tiene que adaptarse a diversos cambios físicos, psicológicos y sociales que alteran su estilo de vida
EMBARAZO Y MATERNIDAD EN LA ADOLESCENCIA
Definición
El embarazo precoz, también denominado embarazo adolescente, es aquel que se produce cuando una mujer se encuentra en su etapa de pubertad (entre los 10 y los 19 años, según la Organización Mundial de la Salud). Este término también se utiliza para denominar aquellos embarazos de mujeres que no han alcanzado la mayoría de edad legal en el país en el que residen.
Antecedentes
En la actualidad, la población mundial estimada es de 6090 millones, 17.5% son individuos entre 15 y 24 años de edad; de estos últimos, 10% se embarazan, lo que equivale a 10% de todos los nacimientos del mundo. Esto quiere decir que cada año, aproximadamente, 15 millones de mujeres de 15 a 19 años de edad dan a luz, y representan lo que se conoce como embarazo en la adolescencia. En lo que se refiere a México, en ese mismo grupo de edad se registran 400,000 nacimientos anuales, 20% en mujeres menores de 20 años de edad.
En las últimas décadas, la educación sexual formal que se proporcionaba de manera individual estaba circunscrita a la familia, que utilizaba el silencio o la represión como método para no dar información acerca del tema a sus hijos e hijas; con el transcurso del tiempo, y atendiendo las demandas de la sociedad, se inició la difusión en forma colectiva, extendiéndose con rapidez a las instituciones educativas y a las comunidades con la responsabilidad de los sectores gubernamentales correspondientes. Las estadísticas de la década de 1950 en relación con la actividad sexual juvenil, los embarazos no deseados, las relaciones no matrimoniales y otros, constituyeron la principal preocupación de la educación sexual, y fueron la base para proporcionar información respecto de la sexualidad y el valor que ésta tiene ante la sociedad.
Características
El embarazo en adolescentes es un fenómeno que ha cobrado importancia en los últimos años debido a que México ocupa el primer lugar en el tema, entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad. Asimismo, en México, 23% de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años. De estos, 15% de los hombres y 33% de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. Es así que, de acuerdo con estos datos, aproximadamente ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.
El embarazo en las y los adolescentes afecta negativamente la salud, la permanencia en la escuela, los ingresos presentes y futuros, el acceso a oportunidades recreativas, sociales y laborales especializadas y de calidad y el desarrollo humano. Además del embarazo, tener relaciones sexuales sin protección implica un riesgo permanente de adquirir una infección de transmisión sexual.
Desventajas
Aunque las circunstancias de los embarazos en adolescentes varían mucho, destacan algunos rasgos comunes: los cuerpos más jóvenes no están plenamente desarrollados para pasar por el proceso del embarazo y el parto sin consecuencias adversas. Las madres adolescentes se enfrentan a un riesgo más alto de parto obstruido que las mujeres de veinte y tantos años. Sin una atención obstétrica de urgencia adecuada, esto puede conducir a la ruptura del útero, que conlleva un alto riesgo de muerte tanto para la madre como para el bebé. Para aquellas que sobreviven, el trabajo prolongado de parto puede causar una fístula obstétrica, que es un desgarro entre la vagina y la vejiga o el recto, que provoca fuga de orina o heces.
Una vez entendemos cuáles son las principales causas, es importante hacer hincapié en las consecuencias y riesgos que supone un embarazo adolescente. La frase que resume gran parte del problema la redactó la Organización Mundial de la Salud: “la adolescencia es el periodo de vida en el cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida la independencia socioeconómica”.
Se deben tomar en cuenta también las complicaciones médicas del feto en desarrollo también le afectan a nivel físico, pero, además, en muchos casos suponen:
Falta de atención médica por desconocimiento del embarazo.
Riesgo de preeclampsia y eclampsia.
Riesgo de fístula obstétrica, una lesión invisibilizada y con efectos devastadores sobre la vida de miles de mujeres.
Alta mortalidad de la madre.
Complicaciones debido a los abortos clandestinos, como sepsis o hemorragias graves.
Embarazo unido a enfermedades de transmisión sexual.
Propuestas
Ante esta situación, los expertos insisten en el papel fundamental que la educación sexual temprana juega en la prevención de los embarazos en adolescentes y en el control de las enfermedades de transmisión sexual en ese rango de edad. La educación sexual temprana y coherente, afirman, es la mejor prevención pues contribuye decisivamente a la hora de eliminar mitos, prejuicios y estereotipos entorno a que deben o no hacer.
Fomentar y favorecer la comunicación entre padres e hijos es muy eficaz para que los pequeños tengan la libertad de preguntar sobre esta temática. Es mejor tener una conversación a tiempo, que tener que hacer frente a consecuencias no deseadas por falta de información.
CONCLUSIÓN
En conclusión, podemos ver que el embarazo adolescente es una situación que puede generar un riesgo muy fuerte para la chica que lo enfrenta. Es por esto que es muy importante que se deje de ver la sexualidad como un tema tabú y que se empiece a generar un cambio en la educación de los jóvenes. Desde muy temprana edad es necesario fomentar el aprendizaje sobre los cambios que se tendrán en nuestros cuerpos.
De igual forma fortalecer la comunicación con los jóvenes sobre métodos de planificación familiar, anticonceptivos y la fecundidad. Se debe capacitar tanto a padres y maestros para que puedan guiar a los jóvenes en los nuevos pasos y experiencias que tendrán en cada etapa de su desarrollo. Generando estas conductas de cambio considero que se pueden disminuir cada vez mas los embarazos en la adolescencia
Referencias
Mora Cancino, A. M. (2015). Embarazo en la adolescencia. DIF. http://sitios.dif.gob.mx/cenddif/wp-content/uploads/2017/03/EMBARAZO-EN-LA-ADOLESCENCIA.pdf
Mujeres, I. N. D. L. (2017). Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes. gob.mx. https://www.gob.mx/inmujeres/acciones-y-programas/estrategia-nacional para-la-prevencion-del-embarazo-en-adolescentes-33454
World Health Organization. (2013, 9 julio). OMS | Embarazo en adolescentes: un problema culturalmente complejo. Organización Mundial de la Salud. https://www.who.int/bulletin/volumes/87/6/09-020609/es/
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TRABAJO ELABORADO POR:
Azalia Nayeli Domínguez Bonilla
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